Hace muchos años, en el apartamento que teníamos cercano a la playa, algunas noches si estábamos con algún amigo, y no tenias muchas ganas de perder mucho tiempo en la cocina para preparar algo de cenar, solíamos hacer un huevo frito al estilo de mi padre, ya que su realización es muy sencilla, y “llena” bastante.
Una noche, un matrimonio, vecinos de apartamento, estaban con nosotros, y surgió el tema de tomar un bocado, pero poca cosa. En un plis-plas preparé los huevos antes citados.
Cuando los llevo a la mesa, al verlos dijeron los dos al unísono: ¡Estos son los huevos de Carlos!.
Preguntamos quien era el citado Carlos, y nuestra sorpresa fue al comprobar que era mi tío paterno, fallecido hace pocas semanas. Resulta que eran vecinos en Murcia, y mantenían muy buenas relaciones.
Con esa información, pude enterarme que los huevos elaborados de esa forma, eran conocidos en toda mi familia paterna.
Ingredientes:
Huevos frescos.
Cebolla picada.
Pimentón dulce.
Aceite de oliva virgen, vinagre, sal.
En una sartén, poner aceite suficiente para freír un huevo y colocar a fuego medio.
Antes de empezar el aceite a calentarse, echar el huevo, cuando se ponga a hervir el aceite comprobar que la clara esta cuajada y apartar, ya que si no tendríamos las clásicas puntillas y la yema también se espesaría.
Depositar el huevo en el plato donde se servirá, romper con la rasera la yema, colocando encima de ella como una cucharada colmada de cebolla picadita.
Aliñar con aceite virgen, vinagre y sal.
Por ultimo espolvorear el conjunto con pimentón dulce.
El color blanco de la clara cuajada, el amarillo de la yema, el rojo del pimentón, y el verde del aceite virgen de oliva, hace una sinfonía de colores a la vista que nos preparan para comerlo, encontrando al hacerlo una combinación de sabores deliciosa.
Plato idóneo para sopar con buen pan del campo.
Que aproveche…
Me acuerdo de aquello!! :) hace mil que no los he catado!
ResponderEliminarBesos
Eva